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Los investigadores descubrieron que el simple uso de cebos para cucarachas eliminaba suficientes plagas como para que los niños con asma de moderada a grave tuvieran casi 50 días menos con síntomas en un año.
«Hasta donde sabemos, este es el primer estudio que evalúa si el cebo insecticida por sí solo funciona para reducir la exposición a las cucarachas en los hogares con algún beneficio posterior en los resultados del asma», dijo la autora principal del estudio Felicia Rabito, profesora asociada de epidemiología en la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulane. «Una vez que se eliminaron las cucarachas, los niños con importantes síntomas de asma antes de la intervención tuvieron menos días de síntomas, una mejor función pulmonar y un menor uso de la atención sanitaria».»
Los enfermos de asma pueden ser muy sensibles a la saliva, la piel y los excrementos de las cucarachas, pero la mayoría de los expertos recomiendan utilizar una combinación de medidas de control con insecticida, cebos y otros medios para mantener a los insectos bajo control. Dado que estos pueden ser demasiado costosos para las familias de bajos ingresos, los investigadores querían ver si un enfoque simplificado podría funcionar.
Durante un año, el estudio siguió a 102 familias, en su mayoría de bajos ingresos, con niños diagnosticados de asma. Algo más de la mitad de los hogares fueron tratados con cebos para cucarachas. Los técnicos comprobaron si había cucarachas cada dos o tres meses, colocando trampas en la cocina, el salón y las habitaciones de los niños.
A los tres meses del estudio había una diferencia notable en el número de bichos en las casas con cebo para cucarachas y en los hogares comparados con los hogares sin intervención. A los 12 meses, ningún hogar tratado con cebo tenía una infestación de cucarachas en comparación con el 22 por ciento de los hogares de control que no fueron tratados con cebos para insectos.
Los niños de los hogares tratados tuvieron 47 días menos con síntomas de asma en el transcurso de un año; el número de visitas no programadas a una clínica o sala de emergencias también fue un 17 por ciento menor en el grupo de intervención.