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Dentro de las primeras 24 horas de la infección meningocócica -que puede dar lugar a meningitis y septicemia, así como a artritis, peritonitis, etc. -, los pacientes suelen sufrir dolores de cabeza, vómitos y rigidez de cuello. Sin embargo, en los últimos años se ha observado que el dolor abdominal es otro signo clínico temprano, pero los médicos tienden a no pensar en la enfermedad meningocócica invasiva. «Cuando los médicos ven a pacientes que sufren dolor de estómago, la enfermedad meningocócica invasiva no les viene inmediatamente a la mente. Tienden a pensar en una gastroenteritis o posiblemente en una apendicitis», explica Muhamed-Kheir Taha, autor principal del estudio y director del Centro Nacional de Referencia de Meningococos (CNRM) del Instituto Pasteur. «Pero los retrasos en el diagnóstico y el tratamiento adecuado de los afectados pueden ser mortales. La enfermedad meningocócica invasiva es mortal en prácticamente todos los casos si no se administran rápidamente los antibióticos.» El equipo dirigido por Muhamed-Kheir Taha, en colaboración con un equipo del Departamento de Pediatría del Hospital de Bicêtre (AP-HP), decidió profundizar en estas formas abdominales para evaluar su frecuencia y concienciar a los médicos de esta nueva cara de la enfermedad.
Dado que la enfermedad meningocócica es una afección de declaración obligatoria, el CNRM ha recibido todas las cepas bacterianas responsables de las infecciones meningocócicas en Francia desde la década de 1980. Así, los científicos pudieron analizar unas 12.000 cepas meningocócicas conservadas en el CNRM entre 1991 y 2016 y examinar las presentaciones clínicas de los pacientes infectados. Aislaron 105 casos asociados a dolor abdominal, gastroenteritis o diarrea. «Ese número representa apenas el 1% de los pacientes, lo que no es muy numeroso, aunque la cifra real sea probablemente mayor, ya que es difícil saber si los bebés sufren dolores de estómago», afirma Muhamed-Kheir Taha. «Pero si nos centramos en los últimos dos o tres años y en la cepa bacteriana del grupo W, que llegó a Europa en 2013-2014 y ha crecido rápidamente desde entonces, la cifra se eleva al 10% de los casos». En otras palabras, la aparición de estos nuevos aislados W cambió las presentaciones clínicas y las personas con infección meningocócica hoy son más propensas a sufrir dolores abdominales. Así que es urgente tener en cuenta este síntoma en el diagnóstico médico. Los dolores abdominales, junto con otros signos como el dolor de piernas, las cefaleas y la escasa irrigación sanguínea de las uñas, deberían hacer saltar la alarma de la meningitis meningocócica.
Para investigar más a fondo sus hallazgos, el equipo secuenció todos los genomas de las bacterias de su colección para identificar qué las diferencia de otras cepas y qué podría explicar los dolores abdominales resultantes. También en este caso, las conclusiones de los científicos fueron relativamente claras. La cepa bacteriana del grupo W que actualmente se está extendiendo por Europa y el mundo tiene un centenar de genes específicos, algunos de los cuales están implicados en la respuesta inflamatoria. «Debemos recordar que la bacteria infecta los vasos que suministran sangre al abdomen y al sistema digestivo», subraya Muhamed-Kheir Taha. «Si estas bacterias pueden inducir una respuesta inflamatoria más fuerte en los tejidos, eso podría explicar los dolores abdominales». Los científicos continuarán su investigación profundizando en estos genes para tratar de entender el mecanismo de acción de esta cepa, allanando el camino para un diagnóstico más rápido de una enfermedad que todavía se cobra unas 135.000 vidas al año en todo el mundo.