34.1E: Sistema digestivo: Boca y estómago

Cavidad oral

La cavidad oral, o boca, es el punto de entrada de los alimentos al aparato digestivo. Los alimentos se dividen en partículas más pequeñas mediante la masticación, la acción de masticar de los dientes. Todos los mamíferos tienen dientes y pueden masticar sus alimentos.

image
Figura \N(\PageIndex{1}): La digestión comienza en la cavidad oral: La digestión de los alimentos comienza en la (a) cavidad oral. Los alimentos son masticados por los dientes y humedecidos por la saliva secretada por las (b) glándulas salivales. Las enzimas de la saliva comienzan a digerir los almidones y las grasas. Con la ayuda de la lengua, el bolo resultante se traslada al esófago mediante la deglución.

El extenso proceso químico de la digestión comienza en la boca. A medida que se mastica la comida, la saliva, producida por las glándulas salivales, se mezcla con los alimentos. La saliva es una sustancia acuosa que se produce en la boca de muchos animales. Hay tres glándulas principales que segregan saliva: la parótida, la submandibular y la sublingual. La saliva contiene moco que humedece los alimentos y amortigua el pH de los mismos. La saliva también contiene inmunoglobulinas y lisozimas, que tienen una acción antibacteriana para reducir la caries al inhibir el crecimiento de algunas bacterias. Además, la saliva contiene una enzima llamada amilasa salival que inicia el proceso de conversión de los almidones de los alimentos en un disacárido llamado maltosa. Otra enzima, la lipasa, es producida por las células de la lengua. Pertenece a una clase de enzimas que pueden descomponer los triglicéridos. La lipasa lingual inicia la descomposición de los componentes grasos de los alimentos. La acción de masticación y humectación proporcionada por los dientes y la saliva da forma a los alimentos en una masa llamada bolo para su deglución. La lengua ayuda a tragar moviendo el bolo desde la boca hasta la faringe. La faringe se abre a dos conductos: la tráquea, que lleva a los pulmones, y el esófago, que lleva al estómago. La apertura de la tráquea, la glotis, está cubierta por un colgajo cartilaginoso, la epiglotis. Al tragar, la epiglotis cierra la glotis, permitiendo que los alimentos pasen al esófago y no a la tráquea, impidiendo que los alimentos lleguen a los pulmones.