Alucinantes beneficios para la salud de comer ajo todos los días

Añade un par de dientes de ajo a tu dieta para aumentar tu inmunidad

El ajo, con sus propiedades antivirales y antibacterianas, ayuda a aumentar tu inmunidad y te mantiene fresco y saludable. Aunque en algunos casos existen suplementos de ajo que se recetan como medida preventiva para el resfriado común, en realidad es muy fácil incorporar unos cuantos dientes de ajo en nuestras comidas diarias. A continuación, te explicamos cómo puedes consumir ajo sin tener que lidiar con ese horrible pan.
Añádelo a tu sopa: La sopa en sí es un muy buen descongestionante y ayuda a calentar el cuerpo. Prepara tu propia sopa de verduras o caldo de pollo en casa y añádele ajo para potenciar el sabor, además de conseguir su efecto antibiótico. Esto es lo que puede hacer:
Ponga a hervir dos tazas de agua a fuego medio-alto en una cacerola pequeña. Añada al agua el ajo (rallado y hecho pasta, para darle más sabor), un poco de condimento de tomillo u orégano, una cucharada de aceite de oliva y sal al gusto. Tapar y cocer a fuego lento durante 15 minutos hasta que el caldo esté aromatizado. Añade las verduras verdes (guisantes frescos, zanahorias cortadas en dados, judías, cebollas tiernas, pimiento picado u otras verduras de tu elección) al caldo y cuece a fuego lento sin tapar durante otros cinco u ocho minutos hasta que las verduras estén tiernas. Probar y ajustar la sal. Bate un huevo en un bol y añádele un poco de pimienta recién molida. Sacar un cucharón pequeño de la sopa y batirlo con el huevo para atemperarlo. Apagar el fuego debajo de la sopa, y remover la mezcla de huevo. El huevo debe enturbiar la sopa pero no debe revolverse. Añade un poco de pimienta extra por encima, vierte en un bol y disfruta.
Haz tu propia bebida de ajo: El olor del ajo hace que sea difícil consumirlo crudo, pero cuando utilizas otros ingredientes con un sabor igual de potente, es más fácil. Aquí tienes una bebida que puedes probar:
Coge una cacerola grande y añade tres tazas de agua. Ralla cinco dientes de ajo y añádelos al agua. Tapa el cazo y llévalo a ebullición para que no se escapen los vapores del ajo. Apaga el fuego cuando haya hervido, añade 10 ml de miel y el zumo de un limón al agua con ajo y remueve bien. Cuélalo en tazas y bébelo a sorbos, mientras inhalas los vapores del ajo.
Prueba el vinagre de ajo: Los tiempos desesperados necesitan medidas desesperadas, y si estás lidiando con un resfriado persistente, debes probar esta receta de vinagre de ajo que seguramente te beneficiará al instante.
En un bol mediano, añade vinagre (al menos la mitad del bol). Pica una cabeza de ajo grande (al menos 10-15 dientes) y añádela al vinagre. Tápalo y déjalo reposar durante una hora aproximadamente. El vinagre absorbe todas las cualidades crudas del ajo, convirtiéndolo en una solución realmente fuerte. Cuélalo y bebe la solución cuando necesites efectos inmediatos. Si no, utilízalo como aderezo para ensaladas o en otras recetas que utilicen vinagre.