Los pulgones son pequeños insectos chupadores de la familia de insectos Aphididae. El grupo incluye aproximadamente 5.000 especies diferentes, con varios cientos que pueden ser un problema para la agricultura y la jardinería. Los pulgones adultos tienen forma de pera y miden menos de 1/8 de pulgada de longitud. Los pulgones más comunes en las plantas de interior son los de color verde claro (pulgones de la pera), pero también se pueden encontrar pulgones de color rosa, blanco, gris y negro. Además, los pulgones alados pueden aparecer cuando las colonias están establecidas y volar para infectar nuevas plantas. Los pulgones juveniles (ninfas) parecen versiones más pequeñas de los adultos.
Cómo dañan los pulgones a las plantas
Las infestaciones de pulgones tienden a desarrollarse rápidamente, y los insectos son muy móviles: viajan rápidamente de una planta a otra. En el jardín, las colonias de pulgones suelen estar atendidas por hormigas, que se alimentan de la melaza de los pulgones, un líquido azucarado que segregan al alimentarse de la savia. En el interior, los pulgones se propagan entre las plantas volando o arrastrándose.
Los pulgones causan daños al chupar la savia del nuevo crecimiento de las plantas. Tienden a agruparse en el extremo de crecimiento de las plantas y se adhieren a los tallos blandos y verdes. Como resultado, el nuevo follaje puede parecer arrugado o atrofiado, y los pulgones suelen ser claramente visibles alrededor del tallo. Si la infestación es lo suficientemente grave, la planta empezará a dejar caer las hojas. Por último, al igual que las cochinillas, la melaza que segregan los pulgones puede favorecer el crecimiento de hongos y moho.