Cirugía reconstructiva y plástica
Los quistes ganglionares son sacos de líquido que pueden formarse en la mano en la muñeca, la base de los dedos y la última articulación de los dedos. Los quistes ganglionares, una dolencia común, no ponen en peligro su salud, pero pueden ser dolorosos y afectar al aspecto de sus manos. A menudo, los quistes ganglionares desaparecen por sí solos. Sin embargo, cuando los quistes crecen lo suficiente como para causar hormigueo, dolor y debilidad muscular, puede ser necesaria la cirugía.
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Entendiendo los quistes ganglionares
Al igual que otros quistes, los quistes ganglionares son sacos duros llenos de líquido. Aparecen con mayor frecuencia en las articulaciones y los tendones de la mano y la muñeca, pero también pueden desarrollarse en otras zonas de la mano y la muñeca. Los quistes ganglionares son muy frecuentes y se dan sobre todo en mujeres de entre 20 y 40 años. Pueden aparecer de forma repentina, o pueden crecer lentamente durante un largo periodo de tiempo, y pueden aumentar de tamaño en respuesta al movimiento de la articulación y a la actividad repetitiva.
No hay una causa conocida para los quistes ganglionares, aunque a veces aparecen en respuesta a la irritación de la articulación o del tendón. Cuando los quistes se desarrollan en el extremo de una articulación del dedo, suelen estar asociados a la artritis de esa articulación. Esto ocurre con más frecuencia en mujeres mayores de 40 años.
En la mayoría de los casos, los quistes ganglionares no requieren ningún tratamiento porque son indoloros por sí solos. Pueden cambiar de tamaño para crecer más o menos, o incluso desaparecer por completo. Sin embargo, si el crecimiento del quiste presiona los nervios cercanos, los quistes ganglionares pueden causar debilidad muscular, hormigueo y dolor. Incluso sin causar dolor, los quistes más grandes pueden causar problemas de apariencia. Los quistes ganglionares no son peligrosos ni cancerosos, y a menudo desaparecen por sí solos sin tratamiento.
Tratamiento quirúrgico de los quistes ganglionares
El tratamiento inicial de los quistes ganglionares puede comenzar sólo con la observación. Esto depende de la gravedad y el tamaño del quiste, y de si hay dolor. Si no hay síntomas, la mayoría de los cirujanos prefieren esperar y ver si es necesaria la cirugía. Dado que la actividad física puede provocar el crecimiento del quiste, que ejerce más presión sobre los nervios circundantes, una férula o corsé puede ayudar a reducir el dolor articular y permitir que el quiste vuelva a reducir su tamaño. Es habitual que el cirujano recomiende una terapia manual para mejorar la amplitud de movimiento y fortalecer la zona a medida que mejora el dolor.
En el caso de los quistes ganglionares grandes o dolorosos, el cirujano puede drenar el líquido del quiste. Esto se denomina aspiración, y es habitual si los quistes interfieren con las actividades diarias o causan mucho dolor. Para aspirar el quiste, primero se adormece la zona con un anestésico tópico. A continuación, se perfora la dura cubierta exterior del quiste y se extrae el líquido con una aguja.
Los quistes de ganglio crecen como un globo de agua en un tallo. Aunque la aspiración hace que la parte del globo del quiste se reduzca o desaparezca por completo, no elimina la parte del tallo. Esto significa que es más probable que el globo, o quiste, vuelva a crecer. Cuando esto ocurre, se recomienda la intervención quirúrgica para eliminar por completo el quiste, incluida la parte del tallo. La parte de la articulación o de la vaina del tendón donde se conecta la raíz del quiste también puede extirparse. Esta cirugía puede realizarse de forma abierta o con un artroscopio.
Recuperación y resultados
Dependiendo del enfoque del tratamiento, el tiempo de recuperación después de extirpar un quiste ganglionar varía. La aspiración por sí sola suele requerir sólo el uso de una férula en la mano para evitar la irritación que podría dar lugar a un nuevo crecimiento. La cirugía con artroscopio es menos invasiva que la tradicional y tiene un tiempo de curación más rápido. La cirugía abierta requiere el tiempo de curación más largo en comparación con otras opciones de tratamiento; sin embargo, incluso con la cirugía, la mayoría de las personas vuelven a su rutina normal en tan sólo unas semanas.
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