Descubrimientos Médicos
En los primeros días de la profesión médica, no existía ningún dispositivo para medir la temperatura corporal de un paciente. La evaluación de la temperatura corporal de un paciente dependía totalmente de los métodos personales de observación del médico. No fue hasta finales del siglo XVI cuando los científicos idearon un instrumento capaz de detectar cambios en la temperatura del aire. No fue hasta muchos años después que se construyó un thennómetro médico.
Termómetro de Galileo
Los primeros termómetros fueron creados para medir los cambios en la temperatura del aire. El más famoso de ellos fue inventado por Galileo (1564-1642) en 1592. Llamado termoscopio de aire (o termómetro de aire), consistía en un tubo largo de vidrio con un bulbo ancho en un extremo. Cuando el tubo se calentaba por primera vez, el aire del interior se expandía y una parte era expulsada de forma natural. Mientras estaba caliente, el extremo abierto del tubo se introducía en un matraz con agua. A medida que el tubo se enfriaba, el aire caliente se contraía, arrastrando el agua hacia el interior del tubo. Una vez que el sistema de tubo y agua alcanzaba un estado de equilibrio, cualquier cambio en la temperatura del aire hacía subir o bajar el nivel del agua dentro del tubo.
La aceptación del termoscopio de aire tenía dos grandes obstáculos. En primer lugar, los diferentes tamaños de los tubos hacían muy difícil graduar el aparato y, por tanto, establecer una escala de grados. En segundo lugar, pronto se descubrió que el termoscopio de aire no era fiable. Daba lecturas muy variables para temperaturas aparentemente idénticas.
En la década de 1660 se descubrió que el sistema abierto reaccionaba tanto a la presión del aire como a la temperatura. Esto significaba que el instrumento funcionaba como barómetro y como termómetro de aire. Este descubrimiento se produjo varios años después de que el duque Fernando II de Toscana encontrara una solución en 1654. El duque construyó un termómetro sellado de líquido en vidrio que no variaba con los cambios de presión del aire. Acoplando este nuevo ternómetro con las graduaciones ideadas en 1612 por el médico italiano Santorio Santorre, el dispositivo estaba completo.
Perfeccionando el diseño
Los científicos europeos comenzaron rápidamente a trabajar para perfeccionar el diseño del termómetro. Una de las cuestiones abordadas fue la necesidad de un instrumento que pudiera viajar por mar. Esto se debía a que los termómetros líquidos ordinarios se volvían poco fiables por los movimientos de balanceo de un barco. En 1695, el físico francés Guillaume Amontons diseñó un termómetro compuesto por un tubo lleno de aire comprimido y tapado con una capa de mercurio. A medida que aumentaba la temperatura, el aire se expandía y hacía subir el nivel de mercurio. A la inversa, cuando la temperatura disminuía, el mercurio descendía. Otro francés, René de Reaumur (1683-1757), intentó mejorar el diseño de Amontons sustituyendo el sistema de aire y mercurio por una mezcla de alcohol y agua. El termómetro de Reaumur era notable porque ideó una escala de temperatura de 80 grados basada en los puntos de congelación y ebullición del agua. Estos serían los mismos puntos que se convertirían en la base de las escalas más aceptadas de Celsius y Fahrenheit.
Temperatura estandarizada
A principios del siglo XVIII, el problema más importante para los científicos y fabricantes de instrumentos era la falta de una escala de temperatura estándar. Como el nivel de la tecnología de soplado de vidrio era demasiado pobre para hacer tubos de termómetro idénticos, la escala de temperatura de cada científico era diferente. En 1717, el fabricante de instrumentos holandés Daniel Fahrenheit introdujo una línea de termómetros rellenos de mercurio de proporciones casi idénticas. Su uso del mercurio en tubos muy finos le permitió graduar la escala en muchos grados. Utilizó los puntos de ebullición (212 grados) y congelación (32 grados) del agua como puntos de referencia. Fahrenheit desarrolló la primera escala que se aceptó como estándar mundial.
La escala Fahrenheit gozó de popularidad mundial durante muchos años, hasta la introducción de la escala de 100 grados por Anders Celsius en 1746. Varios científicos habían intentado popularizar una escala de 100 puntos, pero Celsius fue el primero en utilizar también los puntos de congelación y ebullición del agua como marcas de 0 y 100 grados. Originalmente, Celsius situaba el punto de congelación a 100 grados y el de ebullición a 0 grados. Esto se invirtió en 1747, momento en el que la escala centígrada (que significa «500 pasos») comenzó a aumentar su popularidad. En 1946 la escala Celsius fue adoptada por la mayor parte del mundo como la escala oficial de temperatura.
El termómetro médico
Probablemente el termómetro más conocido es el que se encuentra en la consulta del médico, o el «termómetro clínico». El termómetro clínico fue inventado en 1866 por Sir Thomas Clifford Allbutt, un médico inglés. Las características importantes de este termómetro eran que era relativamente corto, normalmente de no más de 15 centímetros, y que respondía rápidamente a la temperatura del paciente. Los instrumentos anteriores necesitaban casi 20 minutos para obtener una lectura precisa, mientras que el termómetro de Allbutt podía alcanzar el equilibrio en menos de cinco minutos. Esto facilitó a los médicos el seguimiento de la evolución de la fiebre, ya que se podían tomar las temperaturas con mayor rapidez y frecuencia.
Los termómetros modernos vienen en muchas variedades diferentes. Se están diseñando nuevos termómetros que pueden leer la temperatura de un paciente utilizando tecnología de infrarrojos. Estos dispositivos pueden determinar la temperatura de una persona en aproximadamente un minuto, y toman la lectura desde el interior del oído, en lugar de la boca.