Deshabituación

La deshabituación es cuando respondemos a un estímulo antiguo como si fuera nuevo. Cuando vemos o experimentamos repetidamente un estímulo, nuestra respuesta a él se debilita. Por ejemplo, usted juega al cucú con un bebé cubriéndose la cara con una manta. La primera vez que se retira la manta para mostrar la cara, se pueden esperar muchos chillidos y risas. Pero si sigues haciéndolo, la reacción del bebé acabará disminuyendo, hasta que apenas puedas arrancarle una risita o una sonrisa.
Sin embargo, si una vez baja la manta y en lugar de su cara, el bebé ve una marioneta de mano, es probable que vuelva a chillar de alegría, igual que cuando inició el juego. Ahora, cuando levantes la manta y vuelvas a bajarla para mostrar de nuevo tu cara, puedes esperar que el bebé vuelva a interesarse por ti.
Cuando experimentamos repetidamente un estímulo, acabamos acostumbrándonos a él y dejamos de responder de la misma manera que cuando lo encontramos por primera vez. Nos acostumbramos a él y dejamos de prestarle atención hasta que recibimos un nuevo estímulo. Y entonces, cuando volvemos a recibir el estímulo original, respondemos a él con un interés renovado. Nuestra anterior habituación a él se ha invertido. Eso se llama deshabituación.