El párpado
Los párpados son algo que la mayoría de la gente da por sentado. Consideramos que su función es proteger los ojos y permitirnos dormir. Sin embargo, los párpados desempeñan un papel mucho más importante en el mantenimiento de una buena visión de lo que la mayoría cree. En términos básicos, el párpado es un pliegue de piel (de hecho, dos pliegues formados por los párpados superior e inferior). Es la piel más fina del cuerpo. Conectado al párpado hay un músculo que es responsable de la apertura y el cierre del párpado – esto puede ser voluntario (como cuando se duerme) o involuntario (parpadeo).
La función de los párpados
La función principal de los párpados es proteger el ojo. Es vital que la superficie del ojo (la córnea) se mantenga constantemente húmeda, por lo que el párpado se encarga de repartir la película lagrimal de forma uniforme por la superficie. Cuando dormimos, los párpados no se limitan a bloquear la luz, sino que evitan que la córnea se reseque. Junto a los párpados están las cejas, que protegen los ojos de la suciedad, los residuos y el sudor, y el reflejo del parpadeo, que protege los ojos de cuerpos extraños.
¿Qué puede fallar?
Aunque físicamente son pequeños, los párpados son en realidad componentes complejos formados por capas de piel, músculos, ligamentos, nervios, vasos sanguíneos y grasa. Debido a esta intrincada estructura y a su exposición a los elementos, los párpados son propensos a una serie de trastornos:
- Ptosis. La caída del párpado superior. El tratamiento depende de la gravedad, pero puede incluir la corrección quirúrgica.
- Orzuelo. Una infección de las glándulas sebáceas. Un orzuelo está indicado por una protuberancia roja, ocasionalmente dolorosa e hinchada en el párpado. Suelen desaparecer lentamente por sí solos en el plazo de una semana, aunque a veces es necesario recetar antibióticos.
- Calazión. Causado por la inflamación de una glándula sebácea bloqueada en el párpado superior o inferior. A menudo se confunde con un orzuelo, pero es una afección más crónica. Suele tratarse con pomadas tópicas o con cirugía.
- Blefaritis. Inflamación crónica del párpado. Los síntomas incluyen sensación de ardor, lagrimeo excesivo, visión borrosa, sensibilidad a la luz, párpados rojos e hinchados. En los casos graves puede haber costras en las pestañas al despertar. El tratamiento suele ser tan sencillo como una buena higiene ocular, aunque ocasionalmente pueden recetarse antibióticos.
- Entropión/ectropión. Una condición en la que el párpado se pliega hacia delante (entropión) o hacia fuera (ectropión). Existen varios tratamientos, dependiendo de la gravedad de la afección, que van desde las gotas para los ojos hasta la cirugía.
- Tumores en los párpados. Pueden ser benignos o malignos y, dependiendo del tamaño, la posición y la velocidad de crecimiento, puede ser necesario extirparlos y evaluar su malignidad.
Cirugía cosmética de párpados
Llamada blefaroplastia, la cirugía cosmética de párpados es cada vez más popular, especialmente en las culturas asiáticas, donde el «doble párpado» es común. Ningún procedimiento quirúrgico está exento de riesgos y la cirugía estética de párpados suele ser muy cara. La blefaroplastia también puede realizarse por motivos médicos, como el tratamiento de la ptosis, los tumores y otros trastornos relacionados con los párpados.
Conclusión
Más que un simple lienzo para el maquillaje, el párpado es un potente componente que protege, limpia y protege la córnea. Cuida la higiene del párpado y éste te recompensará con una buena salud ocular.