El Rapto
El Rapto, en el cristianismo, es la creencia escatológica (relacionada con las últimas cosas y el Fin de los Tiempos) de que tanto los creyentes vivos como los muertos ascenderán al cielo para encontrarse con Jesucristo en la Segunda Venida (Parusía).
La creencia en el Rapto surgió de la anticipación de que Jesús regresaría para redimir a todos los miembros de la iglesia. Sin embargo, el término rapto no aparece en ninguna parte del Nuevo Testamento. En su Primera Carta a los Tesalonicenses, el apóstol Pablo escribió que el Señor bajará del cielo y que un toque de trompeta precederá a la resurrección de «los muertos en Cristo» (4:16). Después, «los que aún vivimos y quedamos seremos arrebatados» (en latín, rapio, la traducción estándar del griego koiné original de Pablo) «junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire» (4:17). Los Evangelios Sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) mencionan el regreso de Jesús a la tierra desde el cielo; por ejemplo El Evangelio según Marcos cita a Jesús prediciendo una «‘venida en las nubes’ con gran poder y gloria» (13:26).
La creencia en el Rapto está a menudo conectada con la creencia en la llegada literal del milenio, el gobierno de 1.000 años de Jesucristo después de su regreso, como se menciona en el capítulo 20 del Apocalipsis a Juan (también conocido como el Libro del Apocalipsis), aunque también hay interpretaciones amileniales de la creencia que rechazan esa noción. También existe una división entre los pretribulacionistas, que creen que el Rapto ocurrirá antes de un período de tribulación en la tierra mencionado en Daniel (12:1) y Mateo (24:21) y que precede al Fin, y los postribulacionistas, aquellos que creen que vendrá después de ese período. Por último, el dispensacionalismo, la noción de que Dios entra periódicamente en un nuevo pacto con su pueblo, ha tenido cierta influencia en la creencia, en la medida en que algunos creyentes en el Rapto se consideran dispensacionalistas.
Junto con las epístolas de Pablo y el Apocalipsis de Juan, la literatura apocalíptica y el pensamiento milenarista se han mantenido durante mucho tiempo en el imaginario cristiano, incluso cuando han sido interpretados de forma diversa o -en el caso del milenarismo- incluso rechazados por algunas de las principales figuras de la historia de la teología cristiana. El movimiento del siglo XVI llamado Futurismo, expuesto por el jesuita Francisco Ribera, enfatizaba el cumplimiento futuro de la profecía del Fin tal como se menciona en las Escrituras, tanto con el ascenso del Anticristo como con el regreso de Cristo. Otro acontecimiento histórico cuyas ideas pueden haber influido en la evolución posterior de la idea fue la fundación de la Colonia de la Bahía de Massachusetts por parte de los puritanos que pretendían construir una «Ciudad sobre una colina» en previsión de la Segunda Venida. El fervor evangélico del Gran Despertar (principios del siglo XVIII) y del Segundo Gran Despertar (entre finales del siglo XVIII y principios del XIX) en Estados Unidos promovió ampliamente ideas sobre el milenio, sobre una nueva dispensación y sobre la inminencia del regreso de Cristo. El más famoso de estos pensadores fue William Miller, cuya predicción de que la Segunda Venida ocurriría en 1843 inspiró la posterior formación de las iglesias adventistas.
La idea del Rapto persistió durante el resto del siglo XIX y a lo largo del siglo XX, ganando popularidad entre algunos cristianos evangélicos y fundamentalistas, así como entre algunos otros movimientos religiosos nuevos cristianos e incluso no cristianos. Durante la Guerra Fría, entre Estados Unidos y la Unión Soviética, sobre todo cuando crecía la amenaza de una guerra nuclear, las profecías sobre el Rapto ganaron adeptos. A finales del siglo XX y principios del XXI, la idea ocupó un lugar destacado en la cultura popular, en parte debido al fervor milenarista que surgió al acercarse el año 2000. Los llamados «Chick Pamphlets» (folletos ilustrados escritos por el evangelista Jack Chick) y la franquicia de novelas y películas Left Behind (1995-2007) fueron dos ejemplos de ese fenómeno. Mientras tanto, las profecías del Fin de los Tiempos que promovían una fecha específica para el Rapto -sobre todo las dos fechas en 2011 predichas por el evangelista estadounidense Harold Camping- proliferaron.