Español de Puerto Rico
El español que se habla en Puerto Rico comparte rasgos lingüísticos con otras islas antillanas y el Caribe continental, pero tiene características propias.
Sin duda, la historia de Puerto Rico es un factor determinante del español que se habla allí hoy. La influencia de la lengua indígena hablada en Borinquen (como llaman los puertorriqueños a su nación) en el idioma traído por los españoles es todavía evidente. Hay muchas palabras heredadas, como hamaca, macana, canoa, güiro y maraca. También hay muchos ríos y pueblos que tienen nombres taínos, como Bayamón, Humacao, Guayama, Utuado y Vieques. Muchas de estas palabras son exclusivas de Puerto Rico y no forman parte del léxico internacional del español.
Algunas de las palabras puertorriqueñas que no están en el Diccionario de la Real Academia son: mofongo, envejeciente, candungo, guille, enfogonarse, pichear…
Otro factor de influencia en el idioma son las lenguas africanas que llegaron a América con los esclavos en el siglo XVI. Algunos de los «africanismos» incorporados al español puertorriqueño son: mondongo, gandúl, fufú y malanga.
Por supuesto, la mayor influencia en el idioma y la cultura puertorriqueña proviene de España. Los colonos originales que llegaron a Puerto Rico en los siglos XV y XVIII, provenían de Andalucía. Por eso el español puertorriqueño tiene rasgos propios del español andaluz.
Por ejemplo, las terminaciones suelen omitir la «d» intervocálica (ado-ido-edo). Tanto en Sevilla como en Puerto Rico se dice «hablao» en lugar de «hablado», «vendío» en lugar de «vendido», y «deo» en lugar de «dedo». También de Sevilla procede la tendencia a aspirar las consonantes postvocales, especialmente la letra «s»: por ejemplo, «lo do» en lugar de «los dos». El sur de España también es responsable del rasgo de pronunciar la «l» en lugar de la «r».
En el siglo XIX hubo una nueva oleada de colonos que llegaron desde las Islas Canarias, lo que supuso otra fuerte aportación al español de Puerto Rico. Como resultado, Canarias y Puerto Rico comparten una entonación y una sintaxis muy similares.
La guerra hispano-estadounidense de 1898 supuso, para los españoles, la pérdida de sus colonias en América y Asia, que fueron cedidas a los Estados Unidos. Aunque hubo un intento de imponer el inglés en la isla (entre 1902 y 1948 el inglés fue la principal lengua enseñada en las escuelas públicas del país), el español sigue siendo la lengua materna de los puertorriqueños. El inglés se ha convertido en la segunda lengua oficial de Puerto Rico.
Muchos puertorriqueños han elegido vivir en Estados Unidos y la influencia del idioma y la cultura estadounidenses en Puerto Rico es innegable. En la actualidad, hasta cuatro millones de puertorriqueños viven en Estados Unidos. Informes recientes indican que en 2003 esta cifra superó por primera vez el número de habitantes de Puerto Rico. La mayor concentración de puertorriqueños en Estados Unidos está en Nueva York.
Entre otras cosas, esta migración ha dado lugar a un fenómeno llamado «code-switching», que se conoce comúnmente como «spanglish». La mezcla de idiomas no es un dialecto independiente ni una característica única de la cultura puertorriqueña. Es simplemente un método conveniente de hablar utilizado por personas que no dominan del todo ninguno de los dos idiomas.
Un «code-switch» común en el spanglish puertorriqueño es el uso de la palabra «so»: «Estoy tarde, so me voy», en lugar de utilizar el español «porque» en una configuración diferente («me voy porque estoy tarde»). El spanglish también se caracteriza por las numerosas palabras tomadas del inglés. Pero, por supuesto, en algunos casos, el spanglish se convierte simplemente en el mal uso del inglés.
Pronunciación
Los puertorriqueños, de diversas clases sociales, articulan la «rr» con un sonido «j», como «ajroj» para «arroz». También tienden a neutralizar la «r» y la «l» al final de una sílaba, como en «dolol» en lugar de «dolor» o «amol» en lugar de «amor». La aspiración de la «s» al final de una sílaba, como «ehcuela» en lugar de «escuela», también es un rasgo común. La pronunciación de la letra «r» también se convierte en «l’, por ejemplo, «corbata» se convierte en «colbata» o «cobbata» y «carne» se convierte en «calne» o «cahne».
Construcción de oraciones
Puerto Rico comparte con gran parte del Caribe hispano tanto la redundancia pronominal como el uso del pronombre sujeto al inicio de las oraciones interrogativas. Por ejemplo, la construcción «¿cuántos años TÚ tienes?», en lugar de «¿cuántos años tienes TÚ?».
Identidad puertorriqueña
Ser puertorriqueño es tener «la mancha de plátano». En su poema «La mancha de plátano», el puertorriqueño Luis Lloréns Torres describe la mancha como una que «ni el jabón ni la plancha podrían quitarme» y que los puertorriqueños «llevamos la mancha ‘por secula seculorum'», es decir, para siempre.