Fiebre puerperal

La fiebre puerperal, también llamada fiebre de parto, es la infección de alguna parte de los órganos reproductores femeninos tras el parto o el aborto. Los casos de fiebre de 38 °C (100,4 °F) y más durante los primeros 10 días después del parto o del aborto espontáneo son notificables a la autoridad civil en la mayoría de los países desarrollados, y el médico notificador aclara el diagnóstico posteriormente, si es posible. La infección puerperal suele afectar a la superficie bruta del interior del útero tras la separación de la placenta (posparto), pero los organismos patógenos también pueden afectar a las laceraciones de cualquier parte del tracto genital. Por cualquier portal, pueden invadir el torrente sanguíneo y el sistema linfático para causar septicemia (envenenamiento de la sangre), celulitis (inflamación del tejido celular) y peritonitis pélvica o generalizada (inflamación del revestimiento abdominal). La gravedad de la enfermedad depende de la virulencia del organismo infeccioso, de la resistencia de los tejidos invadidos y de la salud general de la paciente. Los abortos realizados en entornos poco higiénicos suelen provocar fiebre puerperal.

fiebre puerperal

fiebre puerperal

otomicrografía de la bacteria Streptococcus pyogenes.

Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) (ID de la imagen: 2110)
Gráfico de cardo de la Encyclopaedia Britannica para utilizar con un cuestionario de Mendel/Consumer en lugar de una fotografía.
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Los organismos que comúnmente producen esta infección son el Streptococcus pyogenes; los estafilococos (habitantes de la piel y de los granos, carbuncos y muchas otras erupciones pustulosas); los estreptococos anaeróbicos, que florecen en los tejidos desvitalizados como los que pueden estar presentes después de un parto largo y perjudicial y de un parto instrumental no calificado; Escherichia coli y Clostridium welchii (habitantes del intestino inferior); y, rara vez y fatalmente, el bacilo del tétanos.

A finales de la década de 1840, el médico germano-húngaro Ignaz Semmelweis, que entonces trabajaba en una clínica obstétrica de Viena, descubrió la naturaleza infecciosa de la fiebre puerperal y desarrolló una técnica de antisepsia para prevenir la afección. Semmelweis publicó posteriormente La etiología, el concepto y la profilaxis de la fiebre puerperal (1861). Sus esfuerzos condujeron a una reducción sustancial de la incidencia de la fiebre puerperal, y en la segunda mitad del siglo XX la infección era muy rara en los países desarrollados. La disminución de la fiebre puerperal se vio facilitada por la mejora de las condiciones ambientales y el uso de sulfonamidas y antibióticos. Otra razón de su declive parece ser la disminución de la virulencia o capacidad de invasión del Streptococcus pyogenes. Este organismo es también el causante de la escarlatina, que durante el mismo periodo también disminuyó notablemente en gravedad e incidencia.