Hablar menos, escuchar más – PsychAlive

Hablar menos, escuchar más

La forma más efectiva de sentirse más cerca de su pareja está en su poder.

Sea cual sea el reto al que se enfrente una pareja, hay una habilidad que cualquiera puede trabajar para mejorar enormemente una relación; esa habilidad es escuchar. Estudios recientes han relacionado la escucha atenta con mejores conductas de afrontamiento y mayor satisfacción en la relación de pareja. Esto no es ninguna sorpresa, ya que sintonizar activamente con alguien hace que esa persona se sienta atendida y conocida. Y yo diría que ser conocido por nuestra pareja es uno de los elementos más esenciales para estar enamorado.

Y, sin embargo, todos estamos, en mayor o menor medida, fallando en esta sencilla tarea. Quizás en la era tecnológica actual, estamos más acostumbrados que nunca a dividir nuestra atención. Muchos de nosotros rara vez estamos plenamente presentes. Puede que nos demos cuenta de que, independientemente de lo que ocurra en la conversación, un pitido de nuestro teléfono tiene prioridad. Una buena pregunta que debemos hacernos es con qué frecuencia nos encontramos diciendo: «Espera un segundo, estoy recibiendo una llamada» o «Lo siento, tenía que responder a un mensaje de texto»

La siguiente pregunta que debemos hacernos es, cuando dejamos de lado las distracciones, ¿en qué medida escuchamos? Muchos de nosotros pensamos que estamos escuchando cuando hablamos con nuestra pareja, pero a menudo simplemente estamos esperando nuestra oportunidad para hablar o responder. En cierto sentido, estamos interactuando con nuestros propios pensamientos y respuestas, pero no nos estamos relacionando realmente con la otra persona y lo que está tratando de comunicar.

La buena noticia es que la escucha atenta es una habilidad que podemos practicar y mejorar, y es una poderosa herramienta para sentirnos más cerca y conectados con nuestra pareja. Aquí hay cinco maneras de convertirse en un mejor oyente.

1. Preguntar

Una de las cosas que hacemos mucho al principio de una relación pero que tiende a desaparecer a medida que conocemos mejor a alguien es hacer preguntas. Sin embargo, una persona siempre está creciendo, cambiando y tiene muchas cosas en su interior que merecen nuestra curiosidad. Cuando dejamos de mostrar interés, perdemos una faceta viva de nuestra relación que nos acercaba a la otra persona, y eso puede amortiguar su conexión con nosotros. Como descubrió un estudio reciente que no sorprende, hacer preguntas hace que la gente nos quiera más.

Preguntar a nuestra pareja sobre sí misma es, por tanto, una forma fácil de conectar tanto con la persona como con nuestro propio sentimiento hacia ella. Un estudio ya famoso de Arthur Aron descubrió que hacer un determinado conjunto de 36 preguntas puede acelerar los sentimientos de amor y conexión entre dos desconocidos. Esto se ha ampliado para utilizarlo como herramienta para acercar a las parejas y fortalecer las amistades. En cualquier relación, podemos cultivar el hacer preguntas que saquen a la persona o le permitan contar su historia, y está científicamente demostrado que esto fortalece la relación.

2. Pausa

Cuando pedimos a nuestra pareja que se abra sobre sí misma, también debemos tomarnos el tiempo para escuchar la respuesta. Un cortés «¿cómo te fue el día?» mientras simultáneamente estamos tirando una carga de ropa a la lavadora o revisando Instagram no va a tener mucho impacto. En lugar de eso, debemos reservar un momento en el que podamos dejar de lado las distracciones de la mejor manera posible. Quizás poner el teléfono en silencio o dejar el plato que estábamos secando. Debemos asegurarnos de establecer contacto visual y posicionarnos físicamente para mostrar que nos estamos tomando un descanso para conectar. Esto comunica que nos importa lo que tienen que decir y que son una prioridad.

3. Sintonizar

Sintonizar físicamente sentándose, girándose hacia la persona y estableciendo contacto visual son formas importantes de hacer que la persona se sienta segura para abrirse. Mientras lo hace, es importante que prestemos atención a las palabras que utiliza, a su lenguaje corporal y a la intensidad de su discurso. Es increíblemente fácil perderse en nuestras propias cabezas y, por supuesto, vamos a tener pensamientos y observaciones cuando la otra persona está hablando. Sin embargo, es importante no interrumpir y dejar que la persona complete lo que tiene que decir. Hay tiempo para compartir lo que tenemos que decir, pero realmente debemos tratar de prestar atención y escuchar a la otra persona de la forma en que nos gustaría ser escuchados.

4. Reflexionar

Cuando nos comunicamos, es valioso reflejar lo que la otra persona está diciendo. Está bien indagar más sobre ciertas cosas que han dicho y aclarar cuando no se entiende o no se sigue del todo. Debe ser un proceso sin prejuicios, y no debemos intentar cambiar su forma de ver las cosas. Debemos hacer todo lo posible para mostrar que nuestro objetivo es entender sus pensamientos, sentimientos y experiencia, aparte de los nuestros.

5. Empatizar

Cuando escuchamos a nuestro interlocutor, es muy fácil pensar en contrapuntos, intentar resolver sus problemas o explicarle por qué está equivocado. Probablemente tengamos algunos puntos buenos. Sin embargo, deberíamos hacer el ejercicio de intentar ver a través de sus ojos la forma en que están sintiendo o experimentando algo. Es un regalo poder recordar que la experiencia de nuestra pareja es única y totalmente diferente a la nuestra. Puede que no seamos capaces de entender del todo su experiencia, porque la filtramos a través de nuestra propia experiencia independiente. Cuanto más podamos tratar de entender su punto de vista, más podremos empatizar y sentir por lo que sea que estén pasando separados de nosotros.

Aunque este proceso pueda sonar unilateral, es realmente una práctica que recompensa a ambas partes. Al principio, estos consejos pueden ser difíciles de probar para algunas personas, porque están atrapadas en el juego de la culpa. Les resulta difícil no centrarse externamente en lo que su pareja hace, ha hecho o hará en el futuro. A menudo pueden responder a las sugerencias de escuchar con la frase: «Pero él o ella hace esto o aquello». «¡Pero si nunca me escucha!» «Pero ella sólo aprovechará para decirme todo lo que hago mal». En realidad, ser realmente escuchado casi siempre ablanda a la otra persona. Hace que se sientan cálidos hacia nosotros, y seguros, de modo que ellos mismos no tienen que pasar al ataque o defenderse. De este modo, se fomenta la apertura y la reciprocidad.

Podemos considerar la escucha como un proceso en el que se intenta conocer a la persona de dentro a fuera. La mayoría de nosotros afirmamos que nuestro objetivo es estar cerca de nuestra pareja y disfrutar de ella, pero nos resulta difícil buscar la paciencia y la vulnerabilidad dentro de nosotros mismos para sintonizar realmente, porque nosotros mismos buscamos la manera de cortar y buscar la distracción. Puede parecer que escuchar a nuestra pareja es dejar de lado nuestros propios pensamientos y sentimientos, pero lo que probablemente descubriremos es que al dedicar tiempo a escuchar realmente a la otra persona, también conectamos más profundamente con nosotros mismos. Cuando indagamos y sentimos por la otra persona, abrimos una puerta para hacer lo mismo por nosotros mismos. Nos relacionamos en lugar de defendernos. Profundizamos en lugar de suponer. Al sentarnos y escuchar, creamos un camino en el que los pensamientos y los sentimientos pueden fluir más fácilmente entre nosotros y nuestra pareja, y entre esos sentimientos suele haber una expresión más profunda y genuina de amor y afecto.

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