Hechos del kiwi
El huevo del kiwi
El kiwi tiene una de las mayores proporciones de peso entre huevos y cuerpo de cualquier ave. El huevo supone una media del 15% del peso corporal de la hembra (frente al 2% del avestruz). La incubación la realiza el macho y puede durar entre 74 y 90 días. En el momento de la eclosión, el vientre del polluelo está hinchado de yema, que le servirá de sustento durante sus primeros días. Las hembras de kiwi llegan a ser más grandes que los machos (hasta 3,3 kg y 45 cm).
Alimentación
El kiwi es omnívoro y, aunque los gusanos forman una parte importante de su dieta, también come fácilmente cochinillas, milpiés, ciempiés, babosas, caracoles, arañas, insectos, semillas, bayas y material vegetal. Los kiwis se alimentan por la noche y escudriñan el suelo con su pico hasta una profundidad de 12 cm.
Las grandes aberturas de las orejas les proporcionan un muy buen sentido del oído y los largos y gráciles bigotes y el sensible pico les ayudan a localizar la comida en el suelo y la hojarasca. Los polluelos de kiwi son alimentadores instintivos y los padres no les enseñan a buscar comida.
Amenazas
Los ratones, los hurones y las comadrejas son la mayor amenaza para la supervivencia del kiwi, seguidos de cerca por los gatos y los perros: sólo el 5% de los kiwis nacidos en la naturaleza sobreviven hasta la edad adulta. Los patrones de las plumas permiten al kiwi protegerse desapareciendo en la oscuridad y desvaneciéndose en la vegetación del bosque. Cuando se siente angustiado, el kiwi se congela y se esconde de los depredadores aéreos.
El kiwi suele ser delatado por el sonido de sus ruidosas fosas nasales situadas en la punta del pico. Mientras camina, golpea el suelo con su pico, tanteando la tierra y olfateando ruidosamente.
El kiwi es longevo y, dependiendo de la especie, vive entre 25 y 50 años.
Todos los kiwis que se encuentran en las instalaciones se someten a revisiones sanitarias periódicas y son vigilados de cerca por un equipo de cuidadores.