La Enciclopedia del Proyecto Embrión

Un bebé de diseño es un bebé diseñado genéticamente in vitro para obtener rasgos especialmente seleccionados, que pueden variar desde un menor riesgo de enfermedad hasta la selección del sexo. Antes de la llegada de la ingeniería genética y la fecundación in vitro (FIV), los bebés de diseño eran principalmente un concepto de ciencia ficción. Sin embargo, el rápido avance de la tecnología antes y después del cambio de siglo XXI hace que los bebés de diseño sean una posibilidad cada vez más real. Como resultado, los bebés de diseño se han convertido en un tema importante en los debates bioéticos, y en 2004 el término «bebé de diseño» incluso se convirtió en una entrada oficial en el Oxford English Dictionary. Los bebés de diseño representan un área dentro de la embriología que aún no se ha convertido en una realidad práctica, pero que, no obstante, suscita inquietudes éticas sobre si será o no necesario aplicar limitaciones en relación con los bebés de diseño en el futuro.

La perspectiva de diseñar un niño con rasgos específicos no es descabellada. La fecundación in vitro se ha convertido en un procedimiento cada vez más habitual para ayudar a las parejas con problemas de infertilidad a concebir hijos, y la práctica de la fecundación in vitro confiere la capacidad de preseleccionar embriones antes de la implantación. Por ejemplo, el diagnóstico genético preimplantacional (DGP) permite examinar los embriones viables para detectar diversos rasgos genéticos, como enfermedades ligadas al sexo, antes de implantarlos en la madre. Mediante el DGP, los médicos pueden seleccionar embriones que no estén predispuestos a determinadas enfermedades genéticas. Por esta razón, el DGP se utiliza habitualmente en medicina cuando los padres son portadores de genes que ponen a sus hijos en riesgo de padecer enfermedades graves, como la fibrosis quística o la anemia falciforme. Las capacidades tecnológicas actuales apuntan al DGP como el método probable para la selección de rasgos, ya que los científicos no han establecido un medio fiable de selección genética embrionaria in vivo.

Un primer y conocido caso de selección de género tuvo lugar en 1996, cuando Monique y Scott Collins acudieron a los médicos del Instituto de Fecundación In Vitro de Genetics & en Fairfax, Virginia, para realizar una fecundación in vitro. Los Collins pretendían concebir una niña, ya que sus dos primeros hijos eran varones y la pareja quería una hija en la familia. Este fue uno de los primeros casos muy publicitados de DGP en los que la selección del embrión no se realizó para tratar una condición médica específica, sino para cumplir el deseo de los padres de crear una familia más equilibrada. La decisión de los Collins de tener un «bebé de diseño» eligiendo el sexo de su hijo entró en la jerga pública cuando aparecieron en el artículo de la revista Time de 1999 «Designer Babies». Aunque el caso de los Collins sólo se refería a la elección del sexo, planteó la cuestión de la selección de otros rasgos, como el color de los ojos, el color del pelo, la capacidad atlética o la altura, que no suelen estar relacionados con la salud del niño.

Antes de la decisión de los Collins de elegir el sexo de su hijo, el Consejo de Asuntos Éticos y Judiciales emitió una declaración en 1994 en la que apoyaba el uso de la selección genética como medio para prevenir, curar o especificar enfermedades, pero que la selección basada en características benignas no era ética. Algunas de las preocupaciones éticas de quienes se oponen a los bebés de diseño están relacionadas con las implicaciones sociales de crear niños con rasgos preferidos. El argumento social en contra de los bebés de diseño es que si esta tecnología se convierte en una práctica médica realista y accesible, crearía una división entre los que pueden permitirse el servicio y los que no. Por tanto, los ricos podrían permitirse la selección de rasgos deseables en su descendencia, mientras que los de menor nivel socioeconómico no podrían acceder a las mismas opciones. Como resultado, las divisiones económicas pueden convertirse en divisiones genéticas, con distinciones sociales que delimiten a los individuos mejorados de los no mejorados. Por ejemplo, la película de ciencia ficción Gattaca explora esta cuestión al describir un mundo en el que sólo los individuos modificados genéticamente pueden participar en el escalón superior de la sociedad.

Otros bioeticistas han argumentado que los padres tienen derecho a la autonomía prenatal, lo que les otorga el derecho a decidir el destino de sus hijos. George Annas, director del Departamento de Derecho Sanitario, Bioética y Derechos Humanos de la Universidad de Harvard, ha apoyado la idea del DGP, y de los bebés de diseño resultantes, como un producto de consumo que debería estar abierto a las fuerzas de la regulación del mercado. Además, otros argumentos a favor de las tecnologías de bebés de diseño sugieren que los padres ya poseen un alto grado de control sobre el resultado de la vida de sus hijos en forma de opciones ambientales, y que esto debería absolver algunas de las preocupaciones éticas que enfrenta la selección genética. Por ejemplo, los padres que desean inculcar a sus hijos el gusto por la música pueden inscribirlos en clases de música o llevarlos a conciertos con regularidad. Estas elecciones afectan a la forma en que un niño madura, del mismo modo que la decisión de seleccionar ciertos genes predispone a un niño a desarrollarse de la forma que los padres han predeterminado como deseable.

La mayor capacidad de controlar y manipular embriones presenta muchas posibilidades para mejorar la salud de los niños a través del diagnóstico prenatal, pero estas posibilidades van unidas a posibles repercusiones sociales que podrían tener consecuencias negativas en el futuro. En definitiva, los bebés de diseño representan un gran potencial en el campo de la medicina y la investigación científica, pero siguen existiendo muchas cuestiones éticas que deben ser abordadas.

Fuentes

  1. Agar, Nicholas. Instituto Americano de Ciencias Biológicas. «Bebés de diseño: Ethical Considerations», http://www.actionbioscience.org/biotech/agar.html (consultado el 16 de octubre de 2010).
  2. Annas, George. «Tecnología de diagnóstico prenatal no invasivo: ¿Medicina, mercado o modelo regulatorio?». Annals of the New York Academy of Sciences 721 (1994): 262-8.
  3. Council on Ethical and Judicial Affairs, American Medical Association. «Ethical Issues Related to Prenatal Genetic Testing» (Cuestiones éticas relacionadas con las pruebas genéticas prenatales), Archives of Family Medicine 3 (1994): 633-42.
  4. Kitcher, Philip. «Crear personas perfectas». En Companion to Genetics, eds. Justine Burley y John Harris, 229-42. Boston: Blackwell Publishing, 2004.
  5. Lemonick, Michael. «Bebés de diseño». 153, Time Magazine, 11 de enero de 1999.
  6. Morales, Tatiana. CBS News. «Cómo elegir el sexo de tu bebé». http://www.cbsnews.com/stories/2002/11/06/earlyshow/contributors/emilysenay/main528404.shtml (Accessed October 17, 2010).
  7. Verlinsky, Yuri. «Designing Babies: What the Future Holds,» Reproductive BioMedicine Online 10 (2005): 24–6.