Lee Majors
Vida temprana
El actor Lee Majors nació como Harvey Lee Yeary III el 23 de abril de 1939, en Wyandotte, Michigan. Poco antes de que Majors naciera, su padre murió en un accidente en una acería. Para agravar la tragedia, cuando Majors tenía unos 18 meses, su madre también murió, atropellada por un conductor ebrio mientras esperaba para cruzar una calle de camino al trabajo. Majors no se enteró de que había sido adoptado por unos parientes hasta su adolescencia, cuando encontró un paquete de recortes de periódico relacionados con la muerte de sus padres. Majors fue criado por una tía y un tío.
En lugar de encontrar devastación en las noticias, Majors encontró resolución. «En ese momento decidí que mis padrastros nunca se arrepentirían de haberme adoptado», dijo. «Me propuse probarme a mí mismo».
Un atleta dotado, Majors asistió a la Universidad de Indiana con una beca de fútbol, antes de transferirse al Eastern Kentucky State College (ahora Eastern Kentucky University). Allí sufrió una lesión en la espalda que le dejó paralizado durante un corto periodo de tiempo. Aunque se recuperó, la experiencia hizo que Majors dejara de lado los pensamientos de una carrera deportiva. Se graduó en 1962 con una licenciatura en educación física, pero tenía el deseo de incursionar en la actuación.
Mientras aún era estudiante, Majors se casó con Kathy Robinson. Su hijo, llamado Lee, nació en 1962. Al año siguiente, Majors y su familia se mudaron a Los Ángeles, California, donde Majors consiguió un trabajo en el Departamento de Recreación y Parques de la ciudad. Poco después de la mudanza, su matrimonio tuvo dificultades, y su mujer y su hijo volvieron a Kentucky.
Carrera temprana
En Los Ángeles, Majors estudió interpretación con Estelle Harmon en los estudios Metro-Goldwyn-Mayer. Promocionado como un «nuevo James Dean», Majors pronto empezó a conseguir pequeños papeles. Su papel más destacado fue en el western televisivo The Big Valley (1965-69).
The Big Valley le dio a Majors la oportunidad de aprender de una intérprete veterana, la legendaria Barbara Stanwyck. Como explicó a Fox News en 2013, Stanwyck «me tomó bajo su ala. Era disciplinada y me enseñó. Lo principal era ser puntual, conocer tus líneas, acertar y mantener la boca cerrada».