Qué es la diabetes tipo 2: causas, síntomas, tratamientos y prevención | Ver Salud

  • Al igual que la tipo 1, la diabetes tipo 2 se caracteriza por un exceso crónico de azúcar en la sangre, que desencadena una serie de complicaciones, desde un ataque al corazón hasta la pérdida de visión. Pero en este caso, la causa del alto nivel de azúcar en sangre se debe a un fenómeno conocido como resistencia a la insulina. Y los síntomas sólo aparecen años después del inicio de la enfermedad.

    Es hora de conocer más sobre este problema, que representa el 90% de los casos de diabetes en Brasil y es más frecuente en los adultos.

    Qué es la diabetes tipo 2

    A diferencia del tipo 1, el problema no comienza con un ataque de las propias células de defensa al páncreas, la fábrica de insulina. El tipo 2 comienza con la resistencia a la insulina, la hormona que ayuda a introducir la glucosa (un nutriente procedente de los alimentos) en las células.

    En otras palabras, esta hormona se produce pero no puede actuar correctamente. Para compensar, el páncreas acelera la producción de insulina.

    Pero esto tiene un precio: con el tiempo, el órgano se agota y las células empiezan a fallar. Hasta que, un día, ya no puede hacer frente a la sobrecarga – es entonces cuando el azúcar en la sangre se dispara y se vuelve permanentemente alto.

    A largo plazo, el azúcar alto en la sangre puede causar graves daños al cuerpo. Las complicaciones incluyen lesiones y placas en los vasos sanguíneos, que comprometen la oxigenación de los órganos y catapultan el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

    Otras consecuencias son:

    – Retinopatía (daño en la retina, tejido situado en la parte inferior del globo ocular, que conduce a la ceguera)
    – Insuficiencia renal (la diabetes es una de las principales causas de derivación a hemodiálisis en el país)
    – Neuropatía periférica (afectación de los nervios, que influye en la sensibilidad)
    – Amputaciones por heridas imperceptibles en la piel capaces de convertirse en gangrena (pie diabético).

    Para prevenir todo esto, el control de la glucosa en sangre es el pilar del tratamiento.

    Hipoglucemia

    Aunque conviva con una enfermedad caracterizada por los altos niveles de glucosa en sangre, el diabético también debe estar atento a otro fenómeno propio de su condición: la hipoglucemia, un descenso brusco de estos índices. Generalmente ocurre cuando la enfermedad no está controlada y hay desajustes en la medicación, esfuerzo físico excesivo, abuso de alcohol, ayuno prolongado o alimentación no regulada. Sudoración excesiva, palpitaciones, náuseas, cambios en el habla, visión borrosa e incluso desmayos son síntomas de su empeoramiento.

    En estos momentos, un caramelo de goma, un sobre de miel, un zumo de naranja o incluso un vaso de agua con dos cucharadas de azúcar ayudan a restablecer el equilibrio del organismo. Si la situación se está descontrolando, es conveniente acudir al hospital o al médico.

    Signos y síntomas de la diabetes

    Es fundamental decirlo: estamos hablando de una enfermedad silenciosa. Es decir, en la mayoría de los casos, los síntomas que aparecen a continuación sólo aparecen cuando ya ha avanzado demasiado. De ahí que sea esencial comprobar el nivel de glucosa en el cuerpo de vez en cuando.

    En cualquier caso, estate atento:

    – Sed constante
    – Boca seca
    – Ganas de orinar todo el tiempo
    – Pérdida de peso
    – Hormigueo en piernas y pies
    – Heridas que tardan en curar
    – Cansancio frecuente

    Causas y factores de riesgo

    – Sobrepeso
    – Acumulación de grasa abdominal
    – Predisposición genética
    – Edad superior a 45 años
    – Sedentarismo
    – Apnea del sueño
    – Diagnóstico de preDiabetes
    – Hipertensión arterial
    – Mujeres que tuvieron diabetes gestacional o que dieron a luz a bebés de más de 4 kilos
    – Síndrome de ovario poliquístico
    – Dieta no regulada, con abuso de grasas saturadas (carnes rojas y productos procesados) y de hidratos de carbono simples (pan, arroz, fideos no integrales)

    Cómo evitarlo

    Parte de la explicación de la falta de funcionamiento del páncreas está en la genética. Pero el desencadenante de la diabetes tipo 2 está fuertemente asociado al estilo de vida.

    Los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo desencadenan una de las principales causas de la enfermedad, la obesidad. Como el aumento de peso favorece la resistencia a la insulina, una de las principales medidas para evitar el problema es no permitir que la báscula suba.

    Y esto también se aplica a los niños, que no están libres del problema, aunque la aparición de la diabetes tipo 2 se da sobre todo en personas mayores de 45 años.

    Mantener el peso ideal, por tanto, es una prioridad para alejar la amenaza. Más importante aún es ver cómo disminuye el perímetro de la cintura.

    Esto se debe a que los médicos relacionan la grasa abdominal con el síndrome metabólico, un conjunto que implica hipertensión, exceso de triglicéridos, niveles bajos de colesterol bueno, así como un abdomen abultado. Todos estos factores son capaces de interferir en la acción de la insulina.

    Aún así, hay que decir que el estilo de vida sedentario y una dieta no regulada pueden, por sí mismos, patrocinar y agravar la diabetes tipo 2.

    El diagnóstico

    Para confirmar el diagnóstico -tanto del tipo 1 como del tipo 2- el especialista ordena algunas pruebas para medir la tasa de glucosa en la sangre. En la prueba de glucosa en sangre, el individuo suele estar en ayunas durante ocho horas y luego se le extrae sangre.

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    Si el resultado da igual o superior a 126 miligramos por decilitro, se trata de diabetes. Pero incluso si se considera normal (entre 70 y 99 mg/dl), lo correcto es repetir la prueba, porque algunos diabéticos no muestran ningún cambio en la glucemia en ayunas. Entre 100 y 125 mg/dl, la persona tiene un problema conocido como prediabetes, que ya causa daños. Esto también se hace después de ocho horas sin consumir ningún alimento. La única diferencia es que dos horas antes de la extracción de sangre, el paciente bebe un vaso de agua con una solución de azúcar. Si el análisis indica un valor de 200 mg/dl, la enfermedad está probada.

    También existe la posibilidad de recurrir a la prueba de hemoglobina glicosilada. En definitiva, este otro análisis de sangre determina la concentración media de azúcar en sangre de los últimos 90 días.

    El tratamiento

    Todo comienza con la recomendación al diabético de mantener un estilo de vida saludable, con ejercicio físico incluido. Se anima a los fumadores a dejar el hábito, lo que amplía el daño a las arterias. Las bebidas alcohólicas deben ser moderadas, ya que pueden desregular las tasas de glucosa y provocar episodios de hipoglucemia.

    La dieta es un componente importante para controlar la enfermedad. La pauta general es no abusar de las fuentes de hidratos de carbono y grasas.

    Otra medida que debe seguirse al pie de la letra es priorizar, siempre que sea posible, los alimentos integrales, ricos en fibra, en detrimento de aquellos con hidratos de carbono simples (pan y pasta blanca, por ejemplo). Ayudan a ralentizar la velocidad a la que se libera la glucosa en la sangre.

    Los azúcares no están completamente prohibidos, pero el azúcar debe controlarse más estrictamente. No está prohibido, pero los edulcorantes son alternativas menos preocupantes.

    Y cuidado al comprar alimentos dietéticos: hay que asegurarse de que el nutriente eliminado de estos productos era realmente el azúcar.

    El seguimiento médico y las pruebas de laboratorio mostrarán si las elecciones alimentarias correctas, el ejercicio y el tratamiento indicado por el especialista están consiguiendo contener la enfermedad o si no hay complicaciones a la vista.

    Los medicamentos

    En general, el médico prescribe medicamentos conocidos como antidiabéticos orales. Hay varias clases, que actúan en varios frentes metabólicos para regular la glucemia.

    Muchas veces, el profesional hace una asociación entre clases de medicamentos para optimizar el efecto. La metformina, por ejemplo, ayuda a superar la resistencia periférica a la insulina. Otros fármacos, a su vez, estimulan directa o indirectamente la producción de la hormona por parte del páncreas. Sólo el endocrino está en condiciones de valorar qué tipo de medicación debe incluirse en la rutina del diabético, teniendo en cuenta la edad y la situación general de salud -los antidiabéticos orales suelen estar contraindicados, por ejemplo, en caso de embarazo o de enfermedad renal-.

    Por último, una vez decidido el tratamiento, hay que tener cuidado de no olvidarse de tomarlo adecuadamente, ni dejar de utilizarlo por sí mismo. Sin una adherencia adecuada, la eficacia del tratamiento cae demasiado.

    El uso de la insulina

    Muchas veces, la diabetes tipo 2 evoluciona hasta el punto de tener que reponer la insulina con inyecciones de la hormona sintética. En estos casos, el endocrino establecerá el esquema de aplicación y aconsejará cómo almacenar y transportar la medicación, así como los cuidados a la hora de aplicarla.

    Las consultas servirán para ajustar las dosis y establecer la correcta asociación entre los tipos de insulina -de acción rápida, ultrarrápida, intermedia y basal- según las comidas.

    Medición de la glucosa

    Este control se realiza mediante un aparato llamado glucómetro o, más recientemente, con sensores instalados en el brazo de la persona. En el método más antiguo, se hace un agujero en el dedo, se pone una gota de sangre en una tira y, cinco segundos después, se ve el resultado que aparece en la pantalla.

    Este número es el que guía la cantidad de insulina que hay que inyectarse o la cantidad de carbohidratos que se pueden comer en un momento determinado. Esto evita los temidos picos de glucemia y también la hipoglucemia.

    La frecuencia de uso del dispositivo depende de lo estable que sea la diabetes, pero en general, el control se realiza antes y después de las comidas y al acostarse. Los límites ideales deben discutirse con el profesional sanitario.

    Seguimiento

    Para saber si el tratamiento está funcionando, se repite una prueba cada tres meses: la hemoglobina glicosilada, que muestra la variación de la glucosa en sangre a lo largo del periodo.

    También se recomienda realizar un examen del fondo de ojo cada año para detectar cualquier posible problema de retina. También conviene comprobar cada 12 meses que los riñones están bien, con un análisis de orina de 24 horas. También conviene controlar el colesterol, los triglicéridos y la presión arterial.

    La autoexploración de los pies debe hacerse con frecuencia: como estas extremidades tienen una sensibilidad reducida, un rasguño puede convertirse en una herida grande y peligrosa.

    Temos ainda um vídeo de 90 segundos sobre o que é o diabetes tipo 2:

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