Retención urinaria aguda inducida por fármacos

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  • Winifred G Teuteberg MD

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Antecedentes La retención urinaria aguda (RUA) se define como una incapacidad repentina para orinar, que suele ser dolorosa y requiere sondaje (1). Esto puede perjudicar la calidad de vida y puede causar una lesión renal (2). Diversos medicamentos utilizados para el tratamiento de los síntomas pueden contribuir a la retención urinaria. Este artículo revisará el RUA inducido por la medicación y ofrecerá estrategias de gestión.

Características clínicas y evaluación Los signos y síntomas del RUA incluyen dolor y sensibilidad vesical/suprapúbica e incontinencia por rebosamiento de nueva aparición. La presencia de RUA debe evaluarse en los pacientes de edad avanzada que desarrollan delirios, especialmente si tienen una demencia subyacente. Los medicamentos son una causa común de RUA. Las etiologías comunes no farmacológicas incluyen la hipertrofia prostática benigna, los tumores malignos (por ejemplo, la compresión epidural de la médula espinal), la vejiga neurógena y la impactación fecal. Existen pocos datos sobre la incidencia del RUA en los cuidados paliativos. Sin embargo, un pequeño estudio observacional demostró que el 15% de los pacientes ingresados en un gran programa de cuidados paliativos tenían retención urinaria (3). A diferencia del RUA, la retención urinaria crónica es difícil de definir, ya que los volúmenes de orina varían mucho entre los pacientes. La retención urinaria crónica suele ser el resultado de una afección neurológica crónica o de una hipertrofia prostática benigna. Una diferencia clave entre la retención urinaria aguda y la crónica es que la retención urinaria crónica suele ser asintomática y raramente dolorosa debido a la distensión gradual de la vejiga a lo largo del tiempo. Los síntomas comunes de la retención urinaria crónica incluyen la frecuencia, la vacilación y la disminución de la fuerza del chorro de orina (4).

Medicamentos asociados al RUA Los medicamentos con propiedades anticolinérgicas (por ejemplo, los antipsicóticos, los antihistamínicos y muchos antieméticos y antidepresivos), así como los opioides y los anestésicos, se asocian habitualmente al RUA. Otros fármacos son los alfa-agonistas, las benzodiacepinas, los AINE, los relajantes del detrusor (por ejemplo, la oxibutinina) y los antagonistas de los canales del calcio. Los pacientes de edad avanzada corren más riesgo debido a la mayor prevalencia de hipertrofia prostática benigna (HPB) y a la polifarmacia.

  • Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son una causa poco reconocida de retención. Un estudio prospectivo descubrió que la retención urinaria se producía en aproximadamente el 10% de los pacientes a los que se les habían prescrito ISRS y el síntoma a menudo conduce a la interrupción de la medicación (5).
  • Los opioides que causan retención urinaria han sido reconocidos desde hace tiempo, y se ha estudiado más en pacientes adultos postoperatorios, donde su incidencia es de aproximadamente el 25% (6). Todos los opioides pueden causar retención urinaria debido al agonismo de los receptores mu-opioides.
  • El residuo posvacuación es el volumen de orina que queda en la vejiga al final de la micción. El estándar de oro para la medición del RVP es el cateterismo transuretral; sin embargo, debido a la incomodidad que conlleva, la estimación no invasiva del volumen de la vejiga a través de un escáner vesical portátil es una alternativa comúnmente utilizada, a menudo realizada por la enfermera de cabecera. Los valores umbral que delimitan lo que constituye una RVP anormal no se conocen bien y las mediciones de la RVP mediante escáneres portátiles pueden ser inexactas en presencia de ascitis (7). En general, las decisiones de tratamiento clínico deben basarse en los síntomas del paciente y en las tendencias de las mediciones de la RVP, más que en un umbral estricto de medición de la RVP. Por ejemplo, un aumento agudo de los valores de RVP de 200 mL a 450 mL en el contexto de un dolor o molestia suprapúbica de inicio agudo es indicativo de RAA, mientras que un paciente asintomático con una RVP de 300 mL puede no necesitar ninguna intervención.

    Examen físico Una vejiga distendida es palpable como una masa suprapúbica sensible una vez que ha alcanzado un volumen de orina de 150 mL. Las vejigas con volúmenes superiores a 500 ml pueden manifestarse como una masa suprapúbica visible en pacientes delgados. Dado que el volumen normal de la vejiga es inferior a 50 mL, el RUA puede pasar desapercibido en la exploración física, especialmente en pacientes obesos.

    Manejo clínico El RUA puede ser una emergencia médica; por lo tanto, estos pacientes deben ser sondados para aliviar la distensión de la vejiga. Dependiendo de la edad del paciente, se debe tratar a los pacientes con un sondaje de entrada y salida seguido de una prueba de vaciado espontáneo o enviarlos a casa con una sonda vesical permanente durante varios días o una semana. Los pacientes mayores de 75 años y los que tienen una RVP superior a 1.000 ml tienen menos probabilidades de tener éxito en el vaciado tras un sondaje único. Hay que revisar la medicación y suspender o limitar la dosis de los agentes causantes. Si la HBP es un factor contribuyente, la adición de fármacos para la HBP, como los inhibidores de la 5-α reductasa y los α-antagonistas, puede ayudar a mejorar el flujo de orina (6). Si un ensayo de vaciado espontáneo fracasa tras el ajuste de la medicación y varios días de sondaje, se justifica la derivación a urología (8).

    Para los pacientes con una esperanza de vida limitada en los que no se puede ajustar la medicación causante, el sondaje permanente de por vida o el sondaje intermitente son opciones razonables. Aunque muchos médicos pueden considerar que el sondaje es una carga, una encuesta de pacientes con vejiga neurogénica que utilizan el autosondaje permanente o intermitente descubrió que la mayoría de los pacientes consideraban que el uso del sondaje tenía un impacto positivo en la calidad de vida (9).

    Estrategias de tratamiento farmacológico novedosas Si no se puede interrumpir la farmacoterapia causante, las farmacoterapias dirigidas pueden contrarrestar la retención urinaria, aunque su uso se considera en investigación. Los antagonistas de los opiáceos, como la naloxona y la metilnaltrexona, pueden bloquear los receptores opiáceos y permitir una micción normal según un informe de caso y un único ensayo controlado preclínico (10,11). Un informe de caso describió la reversión del RUA relacionado con el citalopram mediante la adición de mirtazapina (12).

  1. C. Dawson, H. Whitfield. ABC de la Urología. Urgencias urológicas en la práctica general. BMJ 1996; 312 : 838-840.
  2. Thomas K, Chow K, Kirby RS. Retención urinaria aguda: una revisión de la etiología y el manejo. Prostate Cancer Prostatic Dis. 2004;7(1):32-7.
  3. Currow DC, Agar MR, To TH. Adverse events in hospice and palliative care: a pilot study to determine feasibility of collection and baseline rates. J Palliat Med. 2011; 14(3):309-14.

4. Negro CL, Muir GH. Retención urinaria crónica en hombres: cómo la definimos y cómo afecta al resultado del tratamiento. BJU Int. 2012 Dec;110(11):1590-4.

  1. Uher R, Rarmer A, Henigsberg N, et al. Adverse reactions to antidepressants. Br J Psychiatry. 2009; 195(3):202-210.
  2. Verhamme K, Miriam C, Sturkenboom M, et al. Drug-induced urinary retention: incidence, management and prevention. Drug Safety. 2008;31(5):373.
  3. Asimakopoulos AD, De Nunzio C, et al. Measurement of post-void residual urine. Neurourología y Urodinámica 2014; DOI 10.1002/
  4. Sakakirbara R, Hattori T, et al. Alteraciones miccionales en la dis
  5. Choong S, Emberton M. Retención urinaria aguda. BJU International. 2000; 85:186-201.
  6. James R, Frasure HE, Mahaja ST. El cateterismo urinario puede no afectar negativamente a la calidad de vida de los pacientes con esclerosis múltiple. ISRN Neurología. 2014. Article ID 167030.
  7. Rosow CE, Gomery P, Chen TY, et al. Reversal of opioid-induced bladder dysfunction by inravenous naloxone and methylnaltrexone. Clin Pharmacol Ther. 2007; 82(1):48-53.
  8. Garten L, Buhrer C. Reversal of morphine-induced urinary retention after methylnaltrexone. Arch Dis Cild Fetal Neonatal Ed. 2012; 97(2):F151-3.
  9. Lenze EJ. Reversión de la retención urinaria asociada a ISRS con aumento de mirtazapina. J Clin Psychopharmacology. 2012; 32(3):434.
  10. Afiliación del autor: University of Pittsburgh Medical Center, Pittsburgh, PA

    Conflictos de intereses: El autor no ha revelado ningún conflicto de intereses relevante.

    Historia de la versión: Publicado en febrero de 2015; reeditado en septiembre de 2015 por el Dr. Sean Marks.

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