Revisión de estudios: ¿Afectan los edulcorantes a los niveles de insulina y a la sensibilidad?

La decisión de recomendar la adición de edulcorantes a la dieta ha sido, como mínimo, controvertida. Muchos piensan que los edulcorantes son una poderosa herramienta para sustituir el azúcar en la dieta, aunque muchos no defienden su uso debido a sus potenciales efectos metabólicos, especialmente el aumento del riesgo de resistencia a la insulina.

El estudio

Un nuevo estudio publicado en The Journal of Nutrition podría arrojar algo de luz sobre la cuestión. Llevado a cabo en el Centro Hospitalario Universitario (CHU) de Rennes (Francia), los investigadores analizaron los efectos que los edulcorantes aspartamo y acesulfamo K tienen sobre la sensibilidad a la insulina y la secreción de insulina en adultos no diabéticos.

El estudio de 24 semanas se llevó a cabo en 50 personas sin problemas de salud conocidos. Entre ellas se encontraban hombres y mujeres de diferente peso corporal, algunos de los cuales estaban clasificados como con sobrepeso y otros con un peso saludable. Los participantes fueron asignados a uno de los dos grupos. Un grupo consumiría una bebida carbonatada que contenía 129 mg de aspartamo y 13 mg de acesulfamo K dos veces al día durante un período de 12 semanas, mientras que el grupo de control consumiría una bebida de agua carbonatada sin azúcar.

Al final del estudio de 12 semanas, ambos grupos se sometieron a una prueba oral de tolerancia a la glucosa (OGTT) en la que se midió la glucosa en sangre en ayunas, se consumieron 75 g de azúcar y se realizaron posteriores mediciones de glucosa en sangre. Esto permitió a los investigadores evaluar la capacidad de los participantes para metabolizar la glucosa y medir la sensibilidad a la insulina, utilizando una fórmula conocida como índice de sensibilidad a la insulina de Matsuda.

Además de esto, se evaluaron los perfiles de lípidos en sangre, se realizaron cuestionarios de hábitos dietéticos y de actividad física, y se evaluaron las mediciones de peso/cintura.

Después, se produjo un período de lavado de cuatro semanas, en el que los participantes no consumieron ninguna bebida que contuviera edulcorantes de alta intensidad. A continuación, se cambiaron los grupos experimental y de control y se repitió el protocolo.

Lo que encontraron

Los resultados de la OGTT no mostraron diferencias significativas en la sensibilidad a la insulina de los participantes durante los dos períodos de 12 semanas. Además, no se produjeron cambios significativos en la secreción de insulina durante los dos periodos.

No se produjeron cambios antropométricos (cambios en la forma del cuerpo) a lo largo del estudio, ya que el IMC, el peso y las medidas de la cintura no variaron.

Estos resultados podrían ser de especial interés para las personas con diabetes de tipo 2, ya que el uso de edulcorantes puede ser una forma muy práctica y eficaz de sustituir el azúcar. Por lo tanto, esto disminuye la probabilidad de que los niveles de glucosa en sangre se disparen.

El estudio proporciona cierta seguridad de que estos dos edulcorantes artificiales comunes no parecen afectar a la sensibilidad a la insulina. Pero hay otras consideraciones sobre la salud de los edulcorantes artificiales, que veremos ahora.

Durante años, tras su creación en 1879 por Remsen y Fahlberg, los edulcorantes fueron valorados por las personas con obesidad y condiciones de salud similares por su capacidad para sustituir al azúcar. Sin embargo, este entusiasmo no duró. A mediados de la década de 1900, surgieron varios estudios con un tono más agrio. Había varios riesgos para la salud asociados al consumo de edulcorantes: abundaban las afirmaciones de que causaban cáncer, afectaban al metabolismo de la glucosa e incluso aumentaban la ingesta de calorías.

¿Son los edulcorantes perjudiciales para la salud?

¿Son malos los edulcorantes? Por muy útil que sea una respuesta clara de sí o no, las pruebas en este momento no son concluyentes. Gran parte del miedo que rodea a los edulcorantes es el resultado directo de los estudios realizados en los años 70 en roedores. Estos estudios descubrieron que altas dosis de sacarina administradas a ratas daban lugar a la formación de cáncer en la vejiga.

Desde entonces, estos estudios con ratas han sido desacreditados y la sustancia ha sido eliminada de la lista de carcinógenos del Programa de Toxicología de Estados Unidos. Esto se debe a que el mecanismo que causa el cáncer en las ratas no está presente en los seres humanos. Varios estudios epidemiológicos tampoco han encontrado ninguna relación entre la sacarina y el cáncer de vejiga.

Esto coincide con las investigaciones realizadas sobre el aspartamo. Un estudio realizado por el Programa Nacional de Toxicología también descubrió que el aspartamo no causaba cáncer en ratones.

Además del cáncer, los edulcorantes han sido criticados por su efecto en las personas con diabetes de tipo 2. Un estudio realizado en 17 participantes obesos que contradice completamente el del nuevo estudio descubrió que el consumo de otro edulcorante, la sucralosa, 10 minutos antes de una carga de glucosa aumentaba significativamente la concentración de glucosa en sangre.

También se ha sugerido que los edulcorantes alteran el delicado equilibrio de las bacterias en los intestinos de los ratones, lo que da lugar a la intolerancia a la glucosa.

Hay una multitud de estudios contradictorios que apuntan a una verdad, que es que, tal y como están las cosas, no sabemos si los edulcorantes son malos para la salud.

Por supuesto, se entiende universalmente que consumir un exceso de azúcar es malo, por lo que si los edulcorantes son su forma de evitar este peligro, muchos creen que es el menor de los dos males.

El Programa Low Carb busca mantenerse alejado de los edulcorantes ya que pueden hacer más difícil adaptarse al sabor más sutilmente dulce de otros alimentos. Acciones simples como cambiar las bebidas gaseosas por agua con gas con rodajas de limón o las bayas de su elección pueden pasar de tener un sabor soso y aburrido a dulce y sabroso una vez que haya eliminado los edulcorantes.

Nuestra ética es errar en el lado de la precaución. Intenta no consumir demasiado azúcar o edulcorantes. La moderación es la clave.