Ubicación de la placenta posterior: ¿Es buena la posición posterior para el bebé?

¿Cómo afecta la posición de la placenta al parto?

Durante el embarazo, la ubicación de la placenta puede cambiar. Por ello, el médico puede realizar una ecografía en el segundo trimestre del embarazo (aproximadamente entre las semanas 18 y 21). Puede ser necesaria otra ecografía en el tercer trimestre para volver a comprobar la posición de la placenta antes del parto.

Una ubicación de la placenta que puede ser problemática es cuando la placenta crece hacia el cuello uterino. Esto se denomina placenta previa. En esta posición, la placenta podría desprenderse de la pared uterina y provocar un parto prematuro o una hemorragia interna.

Otra condición, conocida como placenta acreta, ocurre cuando partes de la placenta se adhieren demasiado profundamente a la pared uterina. En lugar de desprenderse por completo tras el parto, una parte o la totalidad de la placenta permanece en el útero, lo que a veces provoca una hemorragia.

En estos casos, el médico puede recomendar una cesárea y una histerectomía tras el parto.

En algunos casos poco frecuentes, la placenta permanece en el útero después del parto. Esto se denomina placenta retenida y, si no se trata, puede dar lugar a complicaciones como infecciones y hemorragias vaginales abundantes.

Placenta anterior vs. posterior

Para resumir, una placenta posterior es aquella que se adhiere a la parte posterior del útero, mientras que una placenta anterior se adhiere a la parte delantera. Ambas posiciones de la placenta se consideran normales. Además de ser una ubicación ideal para el parto, el otro beneficio de una placenta posterior es poder sentir los movimientos de su bebé desde el principio.

Este no es el caso de una placenta anterior porque la placenta puede crear más espacio entre el bebé y su abdomen. Ni la ubicación posterior ni la anterior de la placenta afectarán al desarrollo o al crecimiento de un bebé fuerte y sano.