Un fármaco común para la acidez estomacal se relaciona con afecciones mortales

Para el nuevo estudio, el Dr. Al-Aly y sus colegas examinaron los datos de las historias clínicas del Departamento de Asuntos de los Veteranos de Estados Unidos.

Los investigadores analizaron los datos disponibles desde mediados de 2002 hasta mediados de 2004, un periodo durante el cual 157.625 personas de la cohorte recibieron prescripciones de IBP por parte de sus médicos y 56.842 personas recibieron bloqueadores H2, otro tipo de supresor de ácidos.

Los científicos realizaron un seguimiento clínico de los participantes -que eran predominantemente varones, caucásicos y mayores de 65 años- durante hasta una década.

Utilizaron los datos para construir un modelo estadístico de un ensayo clínico, en el que los participantes serían asignados aleatoriamente a tomar IBP o bloqueadores H2.

Esto les permitió estimar que, durante el periodo de seguimiento, se produciría un exceso de 45,2 muertes por cada 1.000 individuos que tomaran IBP.

Al centrarse en las causas de muerte, los resultados revelaron asociaciones con enfermedades cardiovasculares, cáncer de estómago y enfermedad renal crónica.

El modelo estima que las tasas de mortalidad por enfermedad cardiovascular son de 88,7 por cada 1.000 personas en el grupo de los IBP y de 73,3 por cada 1.000 personas en el grupo de los bloqueadores H2.

Estos científicos observaron en su modelo 4,3 muertes por cada 1.000 personas por cáncer de estómago en el grupo de los IBP, con 4,6 muertes por esta enfermedad en el grupo de los bloqueadores H2. Las tasas de muertes por enfermedad renal crónica fueron de 8,6 por cada 1.000 personas en el grupo de los IBP y de 4,4 en el grupo de los bloqueadores H2.

Además, el riesgo de muerte aumentaba con la duración del tratamiento, incluso cuando los participantes en el estudio habían tomado dosis bajas del fármaco.

Por último, la investigación reveló que más de la mitad de los que tomaban IBP no tenían necesidad médica de ellos. «Lo más alarmante para mí es que las personas que toman IBP pueden sufrir daños graves pero no los necesitan», comenta el doctor Al-Aly. «El uso excesivo no está exento de daños».

«Los IBP que se venden sin receta deberían tener una advertencia más clara sobre el potencial de riesgos significativos para la salud, así como una advertencia más clara sobre la necesidad de limitar la duración del uso, que generalmente no debe superar los 14 días», continúa el investigador principal. «Las personas que sientan la necesidad de tomar IBP sin receta médica durante más tiempo deben acudir a sus médicos»

«Tomar IBP durante muchos meses o años no es seguro, y ahora tenemos una imagen más clara de las condiciones de salud asociadas con el uso de IBP a largo plazo», añade el Dr. Al-Aly.

«Nuestro estudio sugiere la necesidad de evitar los IBP cuando no son médicamente necesarios. Para aquellos que tienen una necesidad médica, el uso de IBP debe limitarse a la dosis efectiva más baja y a la duración más corta posible.»

Dr. Ziyad Al-Aly