Vampiros, Reyes y Porfiria

El rey Jorge III, de Gran Bretaña, con sus ropas de coronación
Crédito de la foto: by Allan Ramsay – vgGv1tsB1URdhg at Google Cultural Institute maximum zoom level, Public Domain; Wikipedia Commons

Porfiria

Hoy en día, con nuestros conocimientos científicos sobre la porfiria, en lugar de temer a estas personas, podemos amarlas y cuidarlas. La porfiria sigue siendo incurable, y el tratamiento es principalmente de apoyo: control del dolor, líquidos y evitar los medicamentos y productos químicos que provocan los ataques agudos. Se ha logrado cierto éxito con los trasplantes de células madre.

Lo que sigue es un extracto editado del libro Of Plagues and Vampires: Believable Myths and Unbelievable Facts from Medical Practice, de Michael Hefferon. https://theconversation.com/vampire-myths-originated-with-a-real-blood-disorder-140830

El concepto de vampiro es anterior a las historias del Conde Drácula de Bram Stoker, probablemente por varios siglos. Pero, ¿existieron realmente los vampiros? En 1819, 80 años antes de la publicación de Drácula, John Polidori, un médico anglo-italiano, publicó una novela titulada El Vampiro. Polidori nació y se crió en Dublín. Fue amigo de Oscar Wilde y William Gladstone. Sin embargo, la novela de Stoker se convirtió en la referencia para nuestras descripciones de los vampiros. Pero, ¿cómo y dónde se desarrolló este concepto? Parece ser que el folclore que rodea al fenómeno vampírico se originó en esa zona de los Balcanes donde Stoker situó su relato del Conde Drácula.

Fuente médica del mito

¿Pero de dónde procede el mito de los vampiros? Como muchos mitos, se basa en parte en los hechos. Un trastorno sanguíneo llamado porfiria, que ha estado con nosotros durante milenios, se hizo frecuente entre la nobleza y la realeza de Europa del Este. La porfiria es un trastorno sanguíneo hereditario que hace que el cuerpo produzca menos hemo, un componente fundamental de la hemoglobina, la proteína de los glóbulos rojos que transporta el oxígeno de los pulmones a los tejidos del cuerpo. Parece probable que este trastorno sea el origen del mito del vampiro. De hecho, a veces se hace referencia a la porfiria como la enfermedad de los vampiros.

Los elementos del folclore vampírico se corresponden con los síntomas de la porfiria.

1. Sensibilidad a la luz solar: Sensibilidad extrema a la luz solar, que provoca desfiguración facial, piel ennegrecida y crecimiento del pelo.

2. Colmillos: Además de la desfiguración facial, los ataques repetidos de la enfermedad hacen que las encías se retraigan, dejando al descubierto los dientes, que entonces parecen colmillos.

3. Beber sangre: Como la orina de las personas con porfiria es de color rojo oscuro, el folclore conjeturaba que bebían sangre. De hecho, algunos médicos habían recomendado que estos pacientes bebieran sangre para compensar el defecto de sus glóbulos rojos, pero esta recomendación era para la sangre de animales. Es más probable que estos pacientes, que sólo salían al anochecer, fueran juzgados en busca de sangre, y sus colmillos dieron lugar a cuentos populares sobre vampiros.

4. Aversión al ajo: El contenido de azufre en el ajo podía provocar un ataque de porfiria, lo que provocaba un dolor muy agudo. De ahí la aversión al ajo.

5. Reflejos que no se ven en los espejos: En la mitología, un vampiro no es capaz de mirarse en un espejo, o no puede ver su reflejo. La desfiguración facial causada por la porfiria se agrava con el tiempo. La mala oxigenación conduce a la destrucción de los tejidos faciales y al colapso de la estructura facial. Es comprensible que los pacientes eviten los espejos.

6. Miedo al crucifijo: Durante la Inquisición española (1478-1834), se dice que 600 vampiros fueron quemados en la hoguera. Algunos de estos vampiros acusados eran inocentes enfermos de porfiria. En aquella época, los enfermos de porfiria tenían buenas razones para temer la fe y los símbolos cristianos.

El rey Jorge III y la porfiria: un reexamen clínico de las pruebas históricas (Hist Psychiatry March 2020)

El diagnóstico de que Jorge III padecía porfiria aguda ha ganado una amplia aceptación, pero el reexamen de las pruebas sugiere que es poco probable que tuviera porfiria. El diagnóstico de porfiria fue propuesto por Ida Macalpine y Richard Hunter, cuya sintomatología clínica y metodología histórica eran defectuosas. Destacaron algunos síntomas, mientras ignoraban, desechaban o suprimían las pruebas contrarias. Sus afirmaciones sobre la neuropatía periférica, las cataratas, la ronquera vocal y los dolores abdominales se reevalúan; y también se demuestra que las pruebas de la decoloración de la orina son excesivamente débiles. Macalpine y Hunter creían que las enfermedades mentales eran causadas principalmente por enfermedades físicas, y su diagnóstico de Jorge III formaba parte de una agenda más amplia para promover opiniones controvertidas sobre los métodos pasados, contemporáneos y futuros de la psiquiatría.