Esto es lo que le pasa a tu cuerpo cuando comes azúcar
Uh-oh. Esa golosina viene con algunos efectos secundarios no tan dulces.
Todos sabemos que hay que ir con cuidado con los dulces, pero, ¿qué le ocurre realmente a tu organismo cuando te das un capricho? Aquí tienes ocho formas en las que el azúcar afecta a tu cuerpo.
La fructosa -el azúcar que se encuentra de forma natural en la fruta y que es un componente, junto con la glucosa, del jarabe de maíz de alta fructosa (HFCS) y del azúcar de mesa- ilumina el centro de recompensa del cerebro, dice el endocrinólogo pediátrico Robert Lustig, MD, del UCSF Benioff Children’s Hospital de San Francisco. Pero con el tiempo, una dieta repleta de fructosa (sobre todo la procedente del JMAF) puede dificultar el aprendizaje y la memoria, según sugieren las investigaciones con animales. Para mantenerse en plena forma mental, intente seguir con aperitivos salados.
Quiere comer más
Al acelerar el centro de recompensa y apetito del cerebro, la fructosa puede interferir con la sensación de saciedad, revela la investigación. Traducción: Puede que esa galleta de más no frene tu antojo después de todo.
La piel envejece más rápido
Demasiado azúcar puede dificultar la reparación del colágeno, la proteína que hace que la piel tenga un aspecto más terso, según muestran los estudios. Una dieta constante de golosinas azucaradas puede reducir la elasticidad y provocar arrugas prematuras. En lugar de eso, date un capricho con fruta. Los expertos dicen que está bien comer de dos a cuatro porciones de la fuente de azúcar natural cada día.
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El exceso de azúcar se almacena en forma de grasa
Haga una pausa antes de meter ese paquete adicional en su café de la mañana. El hígado tiene una capacidad innata para metabolizar el azúcar y utilizarlo como energía, pero sólo hasta cierto punto, explica el doctor Lustig. La fructosa que sobra se convierte en grasa en el hígado, lo que aumenta el riesgo de obesidad, diabetes de tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Tus células pagan un precio muy alto
La fructosa acelera el proceso de oxidación habitual en nuestras células, dice el Dr. Lustig. ¿El resultado? Las proteínas, los tejidos y los órganos pueden resultar dañados, y nuestro riesgo de padecer afecciones de salud, como enfermedades del hígado, insuficiencia renal y cataratas, aumenta.
Te enganchas
Comer azúcar provoca la liberación de dopamina, el neurotransmisor que hace que nos guste algo y queramos más. «A medida que las neuronas receptoras de dopamina se sobreestimulan, el número de receptores a los que unirse disminuye, por lo que necesitarás un mayor golpe de dopamina para obtener el mismo subidón», explica el doctor Lustig.
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El consumo de estrés engendra estrés
Los dulces pueden reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, a corto plazo, según las investigaciones. Pero si continúas con una sobredosis de carbohidratos refinados azucarados, el riesgo de resistencia a la insulina, que estresa al cuerpo desde el interior, aumenta. Para encontrar la calma, suda: «El ejercicio es el mejor tratamiento para el estrés. Te hace sentir bien y reduce el cortisol», dice el Dr. Lustig.
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