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La leyenda dice que Tell procedía del pueblo de Bürglen, en el cantón de Uri.

Tell era cazador, hombre de familia y hábil con la ballesta. Pero no se sabía mucho más del campesino hasta el 18 de noviembre de 1307.
En ese fatídico día, Tell recorre los pocos kilómetros que separan Bürglen de Altdorf, la principal ciudad de Uri.
Mientras camina por la plaza del pueblo, decide ignorar el sombrero de Gessler, que el alguacil de los Habsburgo ha colocado en un poste.
Gessler quiere que el sombrero represente la autoridad imperial y exige que todo el que pase se incline ante él. Tell es arrestado por su desaire y Gessler amenaza con ejecutarlo a menos que pueda demostrar su habilidad como tirador.

Manzana

El malvado alguacil ha colocado una manzana en la cabeza del hijo de Tell, Walter, y ordena al arquero que le dispare.
Si falla, ambos deben morir. Tell se angustia, pero se fortalece gracias a su hijo, que no muestra temor alguno.
El disparo se efectúa y la saeta de la ballesta parte la manzana. Tell confiesa que ha escondido una segunda flecha en su cuerpo, que habría utilizado en Gessler en caso de herir a su hijo.
El alguacil se enfurece y se niega a liberar a Tell. El alguacil se enfurece y se niega a liberar a Tell. En su lugar, el arquero es encadenado y subido a un barco con destino a Küssnacht, donde será encarcelado.
Pero se desata una repentina tormenta que amenaza con hacer zozobrar la pequeña embarcación. Los captores de Tell lo liberan, dándose cuenta de que sólo él puede conducir el barco hasta la orilla gracias a su conocimiento del lago.

Escape

Tell acerca el barco a unas rocas planas, donde salta para ponerse a salvo mientras empuja la embarcación y su tripulación de vuelta a las aguas tormentosas.
Tell finalmente se dirige por tierra a Küssnacht para buscar su venganza. Embosca al grupo de Gessler en su camino por un camino principal a través del bosque, disparando al tirano en el corazón con su última flecha.
El héroe suizo desaparece de la escena del crimen y no se sabe nada más de él.
No hay ninguna mención de Tell en los archivos estatales de Viena del antiguo imperio de los Habsburgo, ni en los documentos históricos conservados en el cantón de Uri.
Los historiadores también han buscado en los registros medievales y no han encontrado nada.

¿»Tell» o «von Thal»?

Se especula que «Tell» podría ser una adaptación del nombre Uri «von Thal» (del valle). Pero en 1300 el jefe de este clan era un tal «Conrad von Thal» y no hay indicios de que ninguno de sus parientes respondiera al nombre de Guillermo.
Conrad von Thal también era recordado como un súbdito leal, que pagaba concienzudamente sus diezmos a su señor.
La presencia de leyendas similares en otras partes de Europa sugiere que la saga de los Tell podría no ser más que un enriquecimiento dramático de la historia suiza.
Tell representa al hombre común, que respeta la autoridad pero se apresura a luchar por sus derechos una vez que ésta se vuelve despótica. Así, un modesto campesino puede convertirse en un héroe.
Y es un héroe que carece de poderes sobrenaturales, a diferencia de las figuras míticas de muchos cuentos medievales.
Por ello, es fácil entender por qué muchos en Suiza siguen creyendo que una vez hubo un hombre llamado Guillermo Tell.

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