Introducción

El desarrollo infantil puede definirse como el proceso por el cual un niño cambia con el tiempo. Abarca todo el período que va desde la concepción hasta que el individuo se convierte en un adulto plenamente funcional. Es un viaje desde la dependencia total hasta la plena independencia.

El desarrollo infantil incorpora, además del crecimiento físico, el desarrollo intelectual, lingüístico, emocional y social. Aunque estos aspectos suelen considerarse por separado, en realidad cada uno de ellos influye en todos los demás. Por ejemplo, a medida que el cerebro se desarrolla físicamente, aumentan las capacidades intelectuales. Esto, a su vez, permite al niño explorar más plenamente su mundo social, desarrollar sus respuestas emocionales a él y el lenguaje necesario para describirlo, pero, a su vez, esta exploración repercute directamente en un mayor desarrollo físico del cerebro.

Hay una serie de factores que afectan al curso y la progresión del desarrollo infantil en un individuo determinado. Entre ellos se encuentran los innatos o la composición biológica del propio niño y las influencias externas como la familia, la sociedad, la economía, la salud y la cultura. Así, el crecimiento y el desarrollo están directamente relacionados con la nutrición del niño, la riqueza, los estilos de crianza, la educación y la interacción con los compañeros.