Biografía de Andrew Carnegie

Los juicios de la década de 1890

La ausencia de Carnegie de los Estados Unidos fue un factor en la huelga del molino de Homestead de 1892. Tras adquirir Homestead, Carnegie había invertido en nuevas plantas y equipos, había aumentado la producción y había automatizado muchas de las operaciones de la fábrica, reduciendo el número de trabajadores necesarios. Estos trabajadores pertenecían a un sindicato, la Amalgamated Association of Iron and Steel Workers, con el que la Carnegie Company había establecido acuerdos salariales y laborales de carácter trienal. Carnegie creía que los trabajadores tenían derecho a negociar con la dirección a través de sus sindicatos. También reconocía el derecho a la huelga, siempre que la acción se llevara a cabo de forma pacífica. Consideraba las huelgas como pruebas de fuerza, y la discusión pacífica resolvía el conflicto.

En las conversaciones sobre el contrato durante 1892, Frick quería bajar el salario mínimo debido a la necesidad de menos trabajadores. El sindicato no lo aceptó y organizó una huelga. Carnegie estaba en Escocia, pero había dado instrucciones a Frick de que si se producía una huelga, la planta debía cerrarse. Frick decidió aplastar al sindicato contratando a gente de la Agencia Pinkerton como trabajadores de reemplazo e intentando abrir las propiedades de la empresa por la fuerza. Dos barcazas que transportaban a trescientos Pinkertons remontaron el río Monongahela y fueron disparadas desde la orilla. Los Pinkerton respondieron a los disparos, pero finalmente se rindieron. Cinco huelguistas y tres Pinkertons murieron, y hubo muchos heridos. Los huelguistas habían ganado; la propiedad de la empresa permaneció cerrada. Cinco días después, el gobernador de Pensilvania envió soldados para restablecer el orden y abrir la planta. Los soldados acabaron retirándose, y dos meses después el sindicato desconvocó la huelga. Carnegie fue criticado por su falta de acción.

En la década de 1890, Carnegie también empezó a encontrarse con una competencia más dura por parte de empresas más nuevas y grandes que estaban interesadas en controlar los precios y repartirse el mercado. Las empresas a las que había vendido durante años le amenazaron con reducir sus compras a menos que accediera a cooperar. Estas amenazas le hicieron decidirse a contraatacar. Se negó a firmar acuerdos con otras empresas. Además, decidió invadir sus territorios fabricando productos similares y ampliando sus actividades de venta en Occidente. Finalmente, sin embargo, decidió vender su empresa a la recién creada U.S. Steel Corporation en 1901 por casi 500 millones de dólares. La parte personal de Carnegie fue de 225 millones de dólares.